Dado a conocer inicialmente como un supuesto y simple enviado del Gobierno de EE.UU. cuya función original sería la creación de una particular Fuerza policial en Brasil, Daniel Anthony Mitrione pasó a ser verdaderamente conocido como el instructor principal acerca de los más variados y brutales métodos de tortura ejecutados en Latinoamérica hacia finales de los años sesenta y comienzos de los setenta.
Dan Mitrione
Sus alumnos, soldados enrolados en las Fuerzas Armadas que poco después llevaron a cabo sus prácticas de terrorismo de Estado en cada uno de sus países originarios, fueron quienes ejecutaron sobre las distintas poblaciones todo lo aprendido en sus lecciones, que incluían - entre otros modos de acción - shocks eléctricos en distintas zonas del cuerpo, agujas electrificadas, lento estrangulamiento y quemaduras de cigarrillos. Luego de finalizar su capacitación dictada en Brasil, Mitrione arribó a Montevideo, ciudad en donde asumió el cargo de Jefe de la Oficina de Seguridad Pública.
Escudado detrás de este supuesto cargo institucional, Mitrione realmente se dedicó a capacitar a la policía uruguaya con variados métodos de tortura aún más sofisticados que los aplicados en Brasil y que rápidamente fueron puestos en práctica por la policía y el ejército uruguayos sobre amplios sectores de la población en general, y en particular sobre los estudiantes en protesta, los trabajadores en huelga y la actividad realizada por la guerrilla urbana Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros
Estos últimos, ampliamente informados acerca del verdadero objetivo de Mitrione en Uruguay en particular y en Latinoamérica en general, secuestraron al instructor ítalo-americano a mediados de 1970 con el objetivo de ofrecer su liberación al Gobierno uruguayo a cambio de la inmediata libertad de los ciento cincuenta presos políticos que habitaban en las cárceles del Estado.
El Gobierno uruguayo, negándose a negociar ese intercambio, dejó así librado el destino de Mitrione en las manos de los integrantes de MLN-Tupamaros, quienes después de un largo y complejo debate acerca de su inmediato accionar decidieron poner fin a la vida de Mitrione a los diez días del mes de agosto de aquel ajetreado año.
Con sus propias palabras se define el paradigma de la tortura impuesto en Latinoamérica por el terrorismo de Estado: "El dolor preciso, en el momento preciso, en la cantidad precisa, para el efecto deseado".