Un espectáculo creado junto a El Extranjero Teatro

Elenco: Merlina Molina Castaño / Luciano Ricio / Mariano Stolkiner

Música en vivo: Santiago Johnson / Ignacio Llobera

Asistente de dirección: Manuel Heredia

Dramaturgia y dirección: Mariano Tenconi Blanco


Todos los Viernes 23 hs.

Teatro El Extranjero - Valentín Gómez 3378

Reservas al tel.: 4862-7400 ó http://www.alternativateatral.com/

9 de noviembre de 2010

Ready-made

“Ready-made”... Algo así como lo “ya hecho”.
Sí; lo “ya hecho” [pero de lo que mucho queda por decirse].

Hace más o menos un siglo que un grupo de jóvenes artistas redimensionaba el universo del arte descartando la posibilidad del retorno; casi como un capricho fundamental y decisivo. La creación - el acto mismo de dar a luz un objeto, obra o circunstancia desde una inexistencia previa - quedaba abolido y anulado; era “lo viejo”. Lo que uno de estos conflictuados muchachos - quizás el más reconocido en aquella época - entendía repentinamente como “arte” dejaba de implicar la exclusividad y la pertenencia a ese tradicional universo pretendidamente genuino, intangible y autosubsistente del “Arte” ya conocido: ese mundillo de poca monta y accesibilidad limitada a unos pocos [autodenominados] ‘entendidos’. A partir de esa innovadora irrupción del objeto ya fabricado (o “ready-made”) en aquel tradicional universo, el ser-en-sí de ese objeto se volvía distinto y se reconvertía en otro; su contexto se extrañaba, y con él su propia razón de ser. 

 "Fuente", de R. Mutt (1917)

Y sí, fue así nomás: un razonamiento tan simple y tan complejo; tan verdadero y tan dudoso como estas palabras que lo describen: un mingitorio en un baño público no es más que un sanitario, y recibe la orina de miles y millones de hombres que satisfacen sus necesidades. Un mingitorio en un museo de arte moderno no es más que una [cotizada] obra de arte, y también recibe a miles de sujetos día a día que satisfacen vaya uno a saber qué deseos o inquietudes, aunque sus intencionalidades - ahora - se distinguen de la originarias.

El procedimiento era bastante simple: se tomaba un objeto existente en el mundo cotidiano y se lo inutilizaba como tal, trastocando así su funcionalidad y su contexto específico. De esta manera, la mirada distante del sujeto espectador permitía resignificarlo en su ser-propio y en sus relaciones contextuales; y en ese gesto tan banal, en la simplista y distanciada mirada sobre lo ya conocido - o lo “ya hecho” - radicaría uno de los sucesos más significativos y determinantes de la historia del Siglo XX: un mingitorio firmado con un seudónimo, enviado a un grupo de ‘entendidos’.

 Marcel Duchamp

Es - creo - el recorrido del gesto en la sencillez de la inteligencia y de la mirada suspicaz sobre un objeto; cualquier objeto. Yo-objeto, mingitorio-objeto, historia-objeto.
Dar vuelta las cosas, escorzando la intención; porque “cualquiera puede hacerlo”, sí. Sólo basta con observar una vez más el mundo que nos rodea y transformarlo con la mirada, poniéndolo todo “patas para arriba”. Con un seudónimo, quizás; que por definición podría representar el nombre de cualquiera de los sujetos de este mundo.

Porque todo esto es eso: nada más y nada menos que la modificación de lo cotidiano y de “lo ya hecho”. Tal como lo hiciera aquel mingitorio que Marcel Duchamp envió bajo el seudónimo de “R. Mutt” a la Society of Independent Artists en 1917. O como la intención que puede acarrear la idea genuina de una Revolución.
J.D.

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